Durante el evento, se expresaron los desafíos de ir hacia una política industrial verde, en una economía donde los recursos sean utilizados más eficientemente; elevar la productividad de la economía en el sentido tradicional pero siendo más amigables con el medioambiente.
El Consejo para el Cambio Estructural del Ministerio de Desarrollo Productivo, de manera conjunta con el Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la UBA; la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales de la UNSAM; el Departamento de Economía y Administración de la UNQUI; y el Centro de Políticas Estratégicas y Asuntos Globales de UDESA realizaron el seminario “La academia debate IMPSA. Oportunidades y desafíos para la transición energética con tecnología nacional”, en donde distintos académicos coincidieron en la importancia de la decisión estratégica del Gobierno Nacional y el de Mendoza de capitalizar la empresa. Además, se plantearon distintas estrategias para fortalecer la continuidad productiva de la compañía y la importancia de resguardar los puestos de trabajo.
Durante el evento, se expresaron los desafíos de ir hacia una política industrial verde, en una economía donde los recursos sean utilizados más eficientemente; elevar la productividad de la economía en el sentido tradicional pero siendo más amigables con el medioambiente. Participaron el director del Instituto Interdisciplinario de Economía Política, Andrés López; el director de la Maestría en Política y Economía Internacionales, Federico Merke; la directora del Centro de Estudios Económicos del Desarrollo, Verónica Robert; la directora del Diploma de Posgrado CATES, Patricia Gutti; y el director de Graduados de la Facultad de Ingeniería, Lucas Viñals.
IMPSA, una empresa de tecnología e infraestructura energética con 114 años de vida, emplea de manera directa a 720 personas (un 35% son ingenieros) y genera trabajo a un entramado productivo de más de 100 PyMES mendocinas. La empresa exporta el 85% de su producción, y lleva diseñadas y fabricadas más de 200 turbinas que producen energía en 40 países. Tan solo en Argentina, las turbinas generadoras tienen el potencial de captar unos 2.000 millones de dólares. También produce torres eólicas, puentes grúas, generadores para industria nuclear, entre otros.
El director de la Maestría en Política y Economía Internacionales en la Universidad de San Andrés, Federico Merke, realizó un análisis desde una perspectiva internacional de hacia dónde van las principales tendencias en materia energética, y planteó 6 puntos que son desafío y oportunidades que hacen al contexto global en materia energética. En este sentido, afirmó que “estamos en un imperativo climático, que consiste en descarbonizar la economía hacia el 2050, consistentes con las metas de París”, y aseguró que “el mundo debe aumentar la producción y el consumo de energías renovables”.
“El primer punto es un problema de acción colectiva, de desacople y fragmentación. Deberíamos ver cómo identificar mercados, inversores. El segundo elemento es el conflicto distributivo, sobre todo para los países en desarrollo. El tercer aspecto tiene que ver con el financiamiento; y el cuarto es la mayor demanda de materiales críticos: los inversores están viendo con bueno ojos el potencial para el nuevo ciclo de materias primas”, detalló Merke y completó que el quinto elemento es el impacto ambiental de las energías renovables y el último elemento es la justicia climática. Es clave un gobierno y un sector privado que cumpla con las reglas y explique cuales son los desafíos que hay por delante, así como trabajar con la juventud”.
Por su parte, Andrés López, de la UBA y el Conicet, planteó “la necesidad de ir hacia una economía baja en carbono, que será un imperativo en el comercio exterior. La política industrial es aumentar la productividad en la economía y ayudar la transformación en la estructura productiva de las economías. En tanto, la política industrial verde es apuntar hacia una economía donde los recursos sean utilizados más eficientemente, y que sea más baja en carbono. Esto apunta a elevar la productividad de la economía en el sentido tradicional pero más amigable con el medioambiente”.
La directora del Centro de Estudios Económicos del Desarrollo de la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales y de la Universidad de San Martín, Verónica Robert, ahondó sobre las características particulares de IMPSA como empresa de gran escala, su capacidad productiva a partir principalmente del desarrollo de energías renovables y el reciente proceso de crisis que atravesó. Además, profundizó sobre las características del sector de energías eólicas en el mundo y los campos de conocimiento abordados.
“IMPSA ha acumulado competencias a lo largo de su historia en áreas como el transporte, energía nuclear, combustibles, distribución eléctrica, gestión energética y telecomunicaciones. Pero también vemos que desarrolló bases de conocimiento en nuevos conocimientos estratégicos, como data, analytics, inteligencia artificial, machine learning e inteligencia artificial. Todo esto sumado a su núcleo productivo que es la producción de maquinaria e ingeniería para la energía eólica. En este sentido, es primordial poner en valor estas capacidades adquiridas de la empresa para no perderlas y ahí reside la importancia de la capitalización por parte del Estado”, detalló.
A su turno, el director de Graduados de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Cuyo, Lucas Viñals, que además trabajó en IMPSA 9 años, destacó las “capacidades tecnológicas y comerciales” de la empresa, y consideró que la misma cuenta con “la tecnología y las personas capaces para poder desarrollar todo el potencial de la empresa. Impsa es única en Latinoamérica en su especie, y es estratégica e importante”.
La directora del Diploma de Posgrado CATES de la Universidad Nacional de Quilmes, Patricia Gutti, resaltó el rol de las empresas públicas y detalló que antes de 1976 existían más de 700, y que para el 2001 tan solo 19 empresas estaban en manos del Estado. “En la percepción pública prevalece el término de ‘naturaleza ineficiente’ de las empresas estatales. Esto se alimentó con un trato de analizar a las empresas públicas desde el parámetro de rentabilidad financiera, pero no siempre es ese el propósito”, dijo Gutti, y agregó: “La capitalización y reestructuración en Impsa tiene como propósito garantizar la continuidad de un conjunto de capacidades”.
“IMPSA actúa en un mercado particular, donde las compras públicas son centrales. Impsa genera contribución dinámica a la eficiencia dinámica, no es una empresa aislada. Genera infraestructura intensiva y favorece la eficiencia del sistema productivo. Por eso el Estado no resguarda solamente el desempeño de una empresa individual sino la performance del conjunto de la estructura productiva de la trama”, analizó, y destacó que “para el Estado no da lo mismo tener esta empresa. Es un actor clave”.
En cuanto a los desafíos que el Estado genera para la gestión corporativa, Gutti se preguntó si alcanza con la reestructuración que se hizo o se debería pensar en cuáles son los lineamientos estratégicos de la empresa. “Que la empresa, con el control del Estado, tenga su propia lógica de funcionamiento interno. Que genere las respuestas necesarias a los objetivos políticos y al mismo tiempo pueda responder al desafío y los retos tecnológicos del mercado, tanto local como global. El desafío es grande. Hay que definir, a mediano y largo plazo, cual va a ser el camino de esta nueva Impsa con participación nacional y provincial, que va a exigir un camino importante de coordinación”, definió.
Fuente: www.argentina.gob.ar