Por el congelamiento de las tarifas, el Gobierno duplicó este año el gasto en subsidios

Destinó $615.000 millones para subvenciones a energía y transporte, un 101% más que en 2019. Cuánto deberían aumentar las tarifas en 2021 para evitar un mayor retraso.

El congelamiento de tarifas que sostuvo a lo largo del año el Gobierno nacional lo obligó a duplicar en 2020 los fondos destinados a cubrir parte del costo de las tarifas para los usuarios, en comparación con el año anterior. La velocidad a la que el Poder Ejecutivo pueda iniciar un proceso de recomposición de precios de los servicios públicos será clave para determinar cuánto podrá Martín Guzmán reducir el déficit fiscal en 2021.

De acuerdo a datos fiscales oficiales hasta noviembre, en los primeros once meses del año el Gobierno gastó en subsidios económicos unos $615.000 millones, es decir un 101% más en términos nominales en relación a los $305.000 millones que el Estado había desembolsado a esa altura del año anterior. En términos reales implicó un aumento del peso en el Producto Bruto de 1,6% a 2,6%, según estimó la consultora Ecolatina.

En esa partida presupuestaria se encuentran las subvenciones otorgadas por el Ejecutivo no solo a la energía eléctrica sino también al costo del transporte público, que también se mantuvo fijo durante 2020 por decisión del presidente Alberto Fernández como una de las medidas destinadas a evitar un impacto mayor en el bolsillo en medio de la crisis sanitaria.

El congelamiento de tarifas implica que el Estado pasa a hacerse cargo de una porción mayor del costo de la energía. Si el precio que pagan los usuarios no cambia, los aumentos en el valor de producción y distribución del gas o la luz -por ejemplo, por una devaluación- deben ser cubiertos con subsidios, que se canalizan por distintas vías.

En el caso de la energía eléctrica, la mayor parte de los subsidios son dirigidos a Cammesa, la compañía estatal que compra de forma mayorista el suministro a los productores. Con tarifas congeladas, las distribuidoras acumulan deudas con Cammesa y el Estado nacional debe salir a cubrir esa diferencia con subvenciones.

Para el gas no existe un Cammesa que actúe de intermediario entre productoras y distribuidoras y, por ende, que pueda ser objeto de subsidios oficiales. Según un informe de la consultora Econométrica, el volumen de las deudas que las nueve distribuidoras de gas mantienen con productores asciende a $57.436 millones.

El ritmo al que el Poder Ejecutivo necesitó cubrir los costos extra que generó el congelamiento de tarifas fue en aumento a lo largo del año. En enero, por ejemplo, precisó $18.400 millones para subvenciones a la energía. Hacia septiembre ya se había cuadruplicado y el insumieron al Tesoro $74.000 millones.

Según Ecolatina, en términos generales los precios treparon en torno al 3% promedio mensual desde el primer semestre de 2019 (cuando comenzó el congelamiento de tarifas durante el Gobierno de Mauricio Macri), por lo que acumularon una suba del 80%. “En cambio, las tarifas de servicios públicos (luz, gas, agua y transporte) avanzaron al ritmo de 0,5% mensual, acumulando un incremento cercano al 10%”, estimaron.

Congelamiento: problemas en las empresas

El esquema de tarifas congelados supone no solo un obstáculo fiscal para el Gobierno sino problemas para las empresas del sector. De acuerdo a un informe de Ieral, la facturación de las compañías distribuidoras de gas y de energía eléctrica cayó en términos nominales en el tercer trimestre, según información presentada a sus inversores.

“En el caso de la distribución de gas, la facturación del tercer trimestre del año retrocedió 1,2% interanual (un movimiento inédito para la serie desde 2014), dato que compara con el incremento de 100,6% interanual observado durante idéntico período de 2019?, explicó Ieral. Al mismo tiempo, hubo un retroceso en los costos de venta de 26%.

De todas formas,” la rentabilidad neta, medida en términos de la facturación, pasó a terreno positivo a partir de 2016, hizo un pico de 17,6% en 2017, para luego perder terreno hasta 5,1% de la facturación este año”, concluyó Ieral.

Para el caso de la distribuidoras de luz, “la facturación cayó 6,9% interanual en el tercer trimestre; luego de crecer 98,6% en idéntico trimestre de 2019. En este caso también, los costos de venta cayeron más profundamente en el tercer trimestre: 96,3%”, reportó.

“A pesar de la baja en la incidencia de costos, los márgenes en términos de la facturación se han prácticamente extinguido. En efecto, luego de haber logrado una mejora sustancial a partir de 2016 mediante una recomposición tarifaria, ahora tienden a cero”, concluyó Ieral.

La acumulación de deudas de las empresas distribuidoras puede suponer un problema a futuro, según Econométrica. “En ambos casos (Edesur y Metrogas) enfrentan una delicada situación económico-financiera y queda claro que cada mes que permanece el congelamiento tarifario aumentan las deudas, aumentan las pérdidas y se reduce la capacidad de atender las inversiones necesarias a fin de mantener el servicio. En síntesis, el sistema se encamina a la cesación de pagos”, explicaron.

Parte de la solución para los balances de las empresas podría llegar en el Presupuesto 2021. “Los Artículos 87 y 88 del Presupuesto recientemente aprobado implican la posible condonación de gran parte de las deudas que las distribuidoras mantienen con Cammesa y que parte de las deudas que Cammesa mantiene con generadores sean asumidas por el Tesoro Nacional”, publicaron los economistas expertos en energía Julián Rojo y Alejandro Einstoss.

Las tarifas en 2021: la puja política y la necesidad fiscal

El Gobierno afrontará el año de elecciones legislativas con una cuenta de subsidios a los servicios público cada vez mayor, que terminarán por acumular un atraso de 80%, según estimaciones privadas. El timming para recomponer tarifas -lo que implicaría un impacto a la economía de los hogares y además un recalentamiento de la inflación- quedará en el medio de la puja entre las dos necesidades: la fiscal y la política.

Más allá de eso, el Gobierno dio el primer paso administrativo para iniciar el descongelamiento. A través del Decreto 1020/2020, publicado hace diez días en el Boletín Oficial, el Poder Ejecutivo habilitó la renegociación tarifaria de la luz y el gas, que tendrá al Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) y al Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS) al frente del proceso.

Los dos entes estarán al frente del proceso, y tendrán para eso un plazo que no podrá exceder los dos años desde su entrada en vigencia. Sin embargo, ambos organismos dependientes de la Secretaría de Energía podrán prever “adecuaciones transitorias de tarifas”. Los entes reguladores deberán organizar un banco de datos del proceso de renegociación, llevar adelante los regímenes de audiencia pública, de consulta pública y de participación ciudadana que resulten pertinentes.

Días antes, el secretario de Energía Darío Martínez había asegurado que los aumentos se implementarán entre marzo y abril con un esquema diferenciado, según los ingresos de cada usuario. De esta forma, el funcionario confirmó que un porcentaje de la población tendrá una tarifa subsidiada. “Esto no implica aumentar el porcentaje de los subsidios respecto al PBI, sino mantenerlo constante pero usarlo de mejor manera”, explicó.

“El presidente Alberto Fernández nos pidió trabajar por una tarifa justa, razonable y que se pueda pagar. Pero sobre todo nos pidió hacer del servicio público de gas por redes, no un bien de lujo como se convirtió con (Mauricio) Macri y (Juan José) Aranguren, sino un derecho social, un servicio público esencial que además guarda estrecha relación con el derecho a una vivienda digna, tal y como consagra la Constitución Nacional. Este es el norte de lo que habrá de suceder de ahora en más”, había asegurado ante Infobae el interventor de Enargas, Federico Bernal.

Fuente: infobae.com

El grupo Vila-Manzano-Filiberti compró Edenor a Pampa Energía por u$s100 M

Tras varias semanas de negociaciones, ayer quedó formalizada la venta del 51% de las acciones de Edenor por parte de Pampa Energía al grupo integrado por los empresarios Daniel Vila, José Luis Manzano y Mauricio Filiberti. La operación se cerró en u$s95 millones en efectivo, que se pagarán en tres cuotas, más un pago “contingente”, que llevaría el pago a una cifra cercana a u$s100 millones.

“La operación, que se realizó tomando un valor compañía (excluyendo deuda financiera) de u$s200 millones, implica un acuerdo de compraventa vinculante por el paquete de control accionario de la empresa distribuidora de electricidad líder del mercado argentino”, explicó en un comunicado la compradora Empresa de Energía del Cono Sur S.A. (EDELCOS). En esta sociedad participan “indirectamente” Daniel Vila, Mauricio Filiberti, José Luis Manzano, Andina PLC y Global Income Fund Limited, aclaró.

Por su parte, en una nota que envió a la Comisión Nacional de Valores, Pampa Energía -propiedad del empresario Marcelo Mindlin- detalló que la venta se concretará “mediante la transferencia de la totalidad de las acciones Clase A, representativas del 51% del capital social y votos de dicha sociedad”.

Según pudo saber Ámbito, Pampa decidió salir del segmento de distribución para focalizarse en dos principales negocios, que son la producción de gas en Vaca Muerta, con una inversión de u$s250 millones que se suman al Plan GasAr, y el cierre de ciclo combinado de la central térmica Ensenada Barragán que opera la compañía junto a YPF, con otros u$s200 millones de inversión. “Todo lo que se recaude de la venta de Edenor se invertirá en esos dos proyectos”, destacaron ejecutivos al tanto de los planes de la firma de Marcelo Mindlin.

Esta información quedó ratificada por la nota enviada a la CNV: “La venta de nuestra participación en Edenor forma parte de nuestro plan estratégico de inversiones, que tiene como objetivo continuar con la expansión de capacidad instalada para la generación de energía eléctrica y el desarrollo de reservas no convencionales de gas natural. En ese sentido, de acuerdo a lo informado recientemente, Pampa fue adjudicada en el marco del Plan Gas.Ar con un volumen base de 4,9 millones de m3/día y un volumen adicional en el período invernal de 1 millón de m3/día de gas, por los próximos 4 años. Para alcanzar dicha producción, Pampa invertirá u$s250.000.000 durante los próximos cuatro años, de los cuales se estima que se erogarán más de u$s100.000.000 durante el año 2021”.

En las últimas horas Edenor informó que recibió casi $3.200 millones de Estado nacional en compensación por brindar el servicio a barrios populares desde 2017 al 2020, que según se anunció, se utilizarán para mantener y sostener la calidad del servicio y la red eléctrica.

Edenor opera la mayor red de distribución de electricidad, por su cantidad de clientes. Pampa Energía posee 56% en Edenor, que se estima tiene un valor de mercado de alrededor de u$s160 millones. La firma eléctrica cuenta con 3,2 millones de clientes y representa aproximadamente el 20% de la demanda total de electricidad en el país. El área de cobertura de la concesión comprende 20 partidos del noroeste del Gran Buenos Aires y la zona noroeste de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En Pampa aseguran que el desprendimiento de Edenor no fue motorizada por el congelamiento de tarifas durante la pandemia, ni por los planes a futuro del Gobierno nacional de incrementar las boletas de luz con sintonía fina. “Es una empresa con 15 años en manos de Pampa. Se compró en 2005 y durante mucho tiempo hubo tarifas congeladas y no por eso se vendió, al contrario, se mantuvo, y cuando hubo recomposición de tarifas, y pudo sacar ganancias, se reinvirtió. Por ese motivo no es”, sentenciaron ante la consulta de Ámbito.

Una vez informada la intención de venta a los mercados, se notificará al Ente Nacional de Regulación Energética (ENRE), quien deberá aprobar la cesión, y una vez logrado ese permiso, la asamblea de Pampa Energía se reunirá para dar el último adiós a Edenor en el grupo.

El mes pasado, Edenor presentó los resultados de su operación en los primeros nueve meses del año, con una pérdida de $1.839 millones, contra una ganancia de $1.704 millones que había obtenido en el mismo lapso de 2019. “Los resultados de la Sociedad reflejan el impacto del congelamiento tarifario, que mantiene los ingresos a valores de diciembre 2018. En un contexto adverso para las actividades de la sociedad, el año 2019 y los nueve meses del año 2020 mostraron niveles récord de inflación. A pesar de ello, Edenor logró sostener la mejora en sus niveles de calidad de servicio junto con el uso eficiente de sus recursos, pero claramente su sustentabilidad y sostenibilidad en el tiempo dependerá de las políticas que se adopten para salir de la situación actual, en parte ya anunciadas por las autoridades”, comentó en ese momento la compañía.

Y volvió a hacer hincapié en el impacto negativo que tuvo sobre sus cuentas la imposibilidad de ajustar las tarifas: “Los ingresos disminuyeron un 25% en términos reales durante 2020 respecto del mismo período de 2019, producto principalmente del congelamiento tarifario, a pesar del incremento en el volumen de energía vendida del 1,3%”, explicó. “Sin dudas, en caso de mantenerse el retraso en la actualización de los ingresos y la falta de previsibilidad a futuro como consecuencia del congelamiento tarifario dispuesto, impactará en los planes de inversiones futuros”, añadió.

El grupo comprador suma la distribuidora de electricidad más grande del país. Ya explota Edemsa, la distribuidora de energía de Mendoza.

Fuente: ambito.com

Por Rogelio Pagano, compromiso y energía, las claves de la pospandemia

Rogelio Pagano afirma, que este es un año donde la economía se puede llegar a contraer como pocas veces en su historia, la demanda de energía permanecerá estable a nivel total y crecerá fuertemente en el segmento residencial.

La emergencia sanitaria nos enfrentó a una situación extraordinaria y nuestras prioridades en DESA fueron en primer lugar, resguardar la salud de nuestros empleados y en consecuencia garantizar la continuidad del servicio eléctrico, redefiniendo las prioridades en los planes de inversión y mantenimiento de las redes.

La irrupción instantánea nos exigió una toma de decisiones rápida para la articulación de medidas operativas, comerciales y de gestión, con foco en la redefinición de procesos, la administración de recursos, la fuerza laboral y la infraestructura tecnológica.

El avance tecnológico implementado y el proceso de transformación digital (que ya habíamos iniciado) fueron claves para la adaptación veloz que el contexto requirió y que incluso, propició la aceleración de proyectos de oficinas virtuales, la ampliación de funcionalidades enfocadas en la atención y contactos con nuestros usuarios, el mantenimiento de todos los sistemas de información operacionales con un altísimo nivel de disponibilidad y respuesta, complementados con múltiples mejoras en nuestra seguridad informática.

En cuanto al comportamiento de la demanda de energía eléctrica, mientras que la actividad económica llegó a sufrir caídas de, por ejemplo, el 26% anual en abril, la demanda estuvo prácticamente estable en todo lo que va del año. Si comparamos los meses de octubre 2019 y octubre 2020, la disminución estimada a nivel país es del orden del 3,6%.

Sin embargo, por detrás de esta estabilidad, se encontraba el gran desafío que enfrentó nuestro sector de distribución de energía eléctrica: atender un crecimiento de la demanda residencial sin precedentes producto del cumplimiento por parte de la población del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio.

El teletrabajo, que abarca casi al 30% de la fuerza laboral, el consumo online, que se multiplicó por tres y sucesos producto de la nueva normalidad, son todos servicios que dependen de la energía eléctrica.

Entendimos que con los usuarios recluidos y aislados, la tolerancia a las interrupciones del suministro era mínima y rápidamente retomamos la continuidad de nuestros planes de obra y mantenimiento.

Y no sólo allí. La emergencia sanitaria también había puesto de manifiesto la esencialidad del servicio con la atención en tiempo y forma de las necesidades y medidas dispuestas en las comunidades para la mejora de infraestructura eléctrica en hospitales, el relevamiento y asistencia de puestos sanitarios de emergencia, el acondicionamiento y traslado de equipos de generación, entre otros.

En un año donde la economía se puede llegar a contraer como pocas veces en su historia, la demanda de energía permanecerá estable a nivel total y crecerá fuertemente en el segmento residencial.

La pandemia evidenció que estamos en un mundo cada vez más electro-intensivo e híper conectado. Según investigaciones realizadas por la Agencia Internacional de Energía (AIE), se proyecta que hacia 2030 la electricidad será la fuente de energía más utilizada en las ciudades, consolidando esta posición hacia 2050 frente a otras fuentes de energía.

Las expectativas y patrones de consumo así lo demuestran. Si comparamos como era el consumo de nuestros hogares hace 10 años atrás y lo comparamos como lo hacemos en la actualidad, veremos cómo la electricidad es protagonista. Un ejemplo son los edificios que se construyen con equipos de calefacción, refrigeración y consumo con alimentación 100% de energía eléctrica.

Ante estos patrones de comportamiento de nuestros usuarios cada vez más demandantes, van surgiendo nuevas tecnologías aplicadas que complejizan los procesos de generación, transmisión y distribución de energía, con nuevos modelos de infraestructura para su abastecimiento. Como, por ejemplo, las fuentes de energía renovables en grandes bloques de generación o bien, en pequeños bloques, conocidos como generación distribuida en las redes, que están ganando una mayor participación en la matriz energética.

Sin dudas, uno de los grandes desafíos para la matriz energética del país en los próximos años, será la adaptación en gran escala de estas unidades de generación a las redes de baja tensión.

Sin embargo, para poder seguir invirtiendo con el ritmo que requiere la realidad, nuestro sector necesita de un entorno macroeconómico y regulatorio estable que pueda otorgar cierta previsibilidad para continuar con el proceso de toma de decisiones operativas y de expansión, que permitan acompañar los futuros desafíos hacia la configuración de un sistema más eficiente y escalable.

El congelamiento en el marco del covid-19 permitió que millones de familias y miles de empresas tuvieran un alivio en el marco de una pandemia, afirma Rogelio Pagano, pero los principales costos del sector continuaron en alza: los insumos importados y también los locales se movieron al ritmo del dólar y la inflación. Es importante resaltar que el sector continuó con la mejora de ingresos para sus empleados, responsables directos de mantener la calidad del servicio en este año crítico.

El resultado se ve reflejado en el deterioro de la situación económica, financiera y crediticia del sector, la cual deberá restituirse el año entrante, de la mano de la recuperación económica del país.

Rogelio Pagano CEO y Presidente de Grupo DESA.

Fuente: ambito.com

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