La extensión del congelamiento tarifario podría afectar el futuro del servicio

La realidad del sector eléctrico: costos, servicio, tarifas y regulación.

Enero 2021. Las 47 distribuidoras de energía eléctrica nucleadas en Adeera se encuentran en estado de preocupación frente a la extensión del congelamiento tarifario dispuesto recientemente en algunas zonas muy importantes del país. Esta medida mantiene la situación de indefinición que produce una afectación directa al servicio eléctrico. Además, este congelamiento tarifario se produce en un contexto con una inflación acumulada del 80 %, de la cual el servicio eléctrico no es responsable pero que sí impacta directamente en los aumentos de los costos de la prestación.

Es necesario conocer que la producción y distribución de energía tiene un costo y no es “gratis” o “económico” como algunos consideran. Se requieren inversiones constantes para garantizar las condiciones de calidad requerida por los usuarios, como así también para sostener la operación de los más de 450.000 km de redes que existen actualmente en nuestro país, lo que involucra a más de 80.000 personas que trabajan directa e indirectamente para prestar el servicio. Este nivel de empleo representa una fuente directa para la reactivación económica en cada lugar de operación, donde además impulsamos el desarrollo de las economías regionales. Además de los salarios, dentro de los costos del servicio de distribución eléctrica se encuentran también los materiales, repuestos, flota de vehículos y demás insumos, que están disponibles las 24 horas los 365 días del año para mantener el servicio.

En el complejo escenario que trajo aparejada la pandemia, las distribuidoras de electricidad realizaron una gran cantidad de obras para mantener la calidad del servicio, acompañar la demanda y fortalecer el abastecimiento a hospitales y centros de salud. Aún siendo un sector esencial no fue asistido hasta el momento con ningún programa de compensación o ayuda económica.

A la fecha, podemos decir que se ha logrado prestar exitosamente el servicio en todas las jurisdicciones del país. Es así que entre todas las empresas invirtieron más de 50.000 millones de pesos en 2020, privilegiando las redes y su operación por sobre otras obligaciones. De la misma manera, los trabajadores del sector eléctrico estuvieron presentes en todo el territorio nacional para resolver, en el menor tiempo posible, todas las interrupciones de servicio que en la mayoría de los casos tuvieron lugar por condiciones meteorológicas adversas. Esto habla de lo esencial que resultan los miembros de esta comunidad para la sociedad y de la importancia de comprender la vocación de servicio que requieren nuestras tareas.

En simultáneo la situación de las distribuidoras, ya afectada por el congelamiento tarifario, se vio aún más comprometida por la pandemia. Esto se debe a la morosidad en el pago de las facturas, a las deudas que se vieron obligadas a contraer con Cammesa, a la falta de actualización del Valor Agregado de Distribución (VAD), a los altos componentes impositivos y a la reducción de la demanda industrial que no logró compensarse con el aumento del consumo hogareño.

Algunas de las empresas cotizan en la Bolsa, por lo que sus balances son públicos y reflejan los inconvenientes mencionados respecto a la situación financiera y la necesidad de corregir esos puntos. Otras empresas son gestionadas directamente por los Gobiernos provinciales, por lo que esta situación afecta de manera directa la ya difícil situación fiscal imperante en las provincias.

Las tarifas de los servicios públicos que rigen actualmente en el país son las más económicas de la región, comparadas por ejemplo con Uruguay, Brasil o Chile. Esto implica un fuerte atraso monetario en las distribuidoras que trae como consecuencia falta de fondos para continuar con el necesario nivel de inversiones para mantener la calidad del servicio. Cabe aclarar en este punto que la incidencia del servicio eléctrico en los costos para el sector comercial e industrial es del 2 %, salvo los electrointensivos.

Más aún, en nuestro país y en promedio, solamente el 29% de lo recaudado por las facturas corresponde al distribuidor (VAD) que se destina al pago de salarios, mantenimiento, compra de materiales e insumos y planes de inversión, entre otros. Por su parte, el 25% del precio corresponde a la energía mayorista y el restante 46 % son impuestos.

Desde Adeera siempre se hizo hincapié en la importancia de acompañar las necesidades de los sectores más vulnerables y de exigir el cumplimiento de las obligaciones a los usuarios con capacidad de pago. Se presentó una propuesta integral de mejora de aplicación de la Tarifa Social que está disponible en el sitio web de la Asociación y que promueve dos valores promedios fijos a subsidiar mensualmente por hogar, diferenciados por regiones. Esta propuesta pretende hacer más equitativa la distribución de los subsidios, ya que actualmente todos los usuarios están subsidiados, independientemente de su capacidad económica.

Además de la necesidad de que los clientes paguen las facturas, es indispensable que como sociedad incorporemos el uso responsable de la energía. El cambio cultural que impulsa la llamada eficiencia energética permite mejorar la relación entre la cantidad de energía consumida y los productos que se obtienen a partir de su uso. En muchos casos, aún con congelamiento tarifario, se advierten facturas de montos relevantes que son producto del consumo excesivo por parte de los usuarios. Como en el resto de las actividades, cuanto mayor es el consumo, mayor es el pago que se debe afrontar.

Otro factor que vale la pena aclarar está relacionado con los dichos de referentes de la cartera de Energía sobre posibles cortes de luz en verano. Las distribuidoras han tomado deuda y postergado otras obligaciones para realizar obras de mantenimiento y mejora de las redes, esto implica que no deben esperarse mayores cortes que los que resultan habituales en los días de altas temperaturas. En este sentido, las asociadas de Adeera hoy tienen los procesos y los recursos necesarios para dar rápida respuesta ante eventuales interrupciones en el suministro.

El servicio eléctrico que brindan las distribuidoras mejoró notablemente en los últimos años y esto se evidencia principalmente en la disminución de los cortes. La calidad del suministro está regulada por el Estado y se mantiene gracias al esfuerzo coordinado de todos los operadores.

Sin energía no se puede crecer. Las distribuidoras necesitan pautas más precisas para trabajar en un marco estable y así impulsar el desarrollo del país y continuar con la generación de empleo genuino tanto directo como indirecto. La situación macroeconómica define el futuro del sector, que no espera solamente una recomposición tarifaria (y descontinuar el congelamiento tarifario) sino un escenario de certidumbre para planificar el futuro del servicio eléctrico.

Acerca de ADEERA

La Asociación de Distribuidores de Energía Eléctrica de la República Argentina está conformada por 47 distribuidoras de energía eléctrica, de origen público, privado y cooperativo, que brindan servicio a 44 millones de usuarios en todo el país. En su conjunto operan 450.000 km de redes, emplean a más de 38.000 personas de manera directa y distribuyen más de 120.000 GWh al año, que representa el 98 % del total de la energía eléctrica que se consume en nuestro territorio.

Fuente: www.adeera.org.ar

EDES: el círculo virtuoso de innovar y mejorar los servicios

«Realizamos varios cambios tecnológicos apuntando a la eficiencia en el uso de energías”, dijo Gonzalo Isla Vieyra.

En su compromiso de operar en forma exitosa y responsable, creando excelencia en seguridad, desempeño y servicios a la comunidad, la empresa EDES continúa innovando en procesos digitales, los cuales redundan en el cuidado y la preservación del medio ambiente.

“Estamos pensando permanentemente en el medio ambiente, con acciones concretas y que tienen un círculo virtuoso, ya que también permiten mejorar los servicios que se les brindan a los usuarios”, señaló Gonzalo Isla Vieyra, gerente de Sistemas de la compañía que provee de electricidad a casi 200.000 hogares, comercios, escuelas, hospitales e industrias de Bahía Blanca y el sur bonaerense.

En su área de concesión, que abarca 76.500 km2, abastece a más de 13 localidades.

“En el área que me compete, hace 3 años que venimos desarrollando el proceso digital de la empresa, en el cual realizamos varios cambios apuntando a la eficiencia en el uso de energías”, agregó Isla Vieyra.

Precisamente, la misión de EDES es distribuir la energía en forma sustentable, segura y eficiente.

“Muchos procesos ya son íntegramente digitales, lo que nos permite, entre otras cosas, no utilizar papel, reducir el consumo de energía eléctrica ni generar el uso indebido de combustibles”.

Y agregó: “Por ejemplo, hasta no hace mucho tiempo atrás, los usuarios de nuestros servicios, que son alrededor de 200 mil en Bahía Blanca y la zona de influencia, debían trasladarse hasta nuestras oficinas para efectuar trámites, pagos o consultas. Hoy, todo se puede hacer desde el hogar en nuestra plataforma de sucursal virtual. Antes, esas personas, alrededor de 1.200 por día, debía trasladarse hasta alguna sucursal, en su mayoría utilizando un automóvil o algún medio de transporte a motor”.

La simplicidad del uso de las conexiones remotas fue un gran acierto para lograr el objetivo.

“A la plataforma se puede acceder desde cualquier teléfono o PC o bien a través de una aplicación especialmente diseñada para que sea sencilla de utilizar. Y a su vez también nos asociamos con distintos puntos de cobranza, para que la movilidad sea mínima. En ese tren, se suma el servicio de boletas digitales, con lo que se evita el uso desmedido e innecesario del papel”.

EDES fue la primera empresa de servicios del país en utilizar una aplicación masiva para realizar cualquier tipo de trámites.

“En diciembre de 2019 lanzamos un canal de comunicación, vía whatsapp, para realizar todo tipo de trámites. Se puede interactuar en línea con los sistemas de la empresa, los 365 días del año, las 24 horas. Permite requerir cualquier tipo de información sobre el suministro propio y hasta incluso pagar la boleta por esa vía. Tuvo una llegada y una aceptación muy importante”.

“Para nosotros fue ordenar un proceso interno y simultáneamente volcar más servicios a los usuarios y contribuir al cuidado del medio ambiente con acciones concretas”.

El dilema de ser sostenible y sustentable a la vez es una meta conseguida en esta empresa del grupo DESA SA.

“No hay dudas que todas las empresas deben apuntar a ser sostenible y sustentable. Este grupo empresarial, en el que EDES es una de ellas, hace mucho foco en este sentido. Todo lo que se desarrolla tiene que llevar una innovación tecnológica apuntada al cuidado y preservación del medio ambiente. Y para eso se deben optimizar todos los procesos”.

“La cantidad de herramientas tecnológicas que hemos incorporado, que redunda a su vez en la preservación del medio ambiente, para mejorar el servicio que le brindamos al usuario es notoria. Para ello se necesitó una inversión muy importante”, cerró Isla Vieyra.

Fuente: lanueva.com

La exportación de energía eléctrica alcanzó su máximo desde 2001

La baja demanda local por la pandemia y la sequía en Brasil que afectó a las hidroeléctricas influyeron en un nuevo escenario de integración energética.

La pandemia del Covid-19 es un hecho inédito a nivel global difícil de comparar con otros contextos, sin embargo al hablar de datos duros es posible contrastar este año con otros, como por ejemplo el 2001. Toda referencia a ese período pone en alerta al país; pero también en contextos de crisis, con el agregado de factores no manejados como una sequía en Brasil, se pueden dar variables positivas. Una es que durante el 2020 la exportación anual de energía eléctrica argentina alcanzó un valor récord que no se registraba desde hace 19 años.

De acuerdo con un informe de Energy Consilium, hasta diciembre de este año la exportación a Brasil se mantuvo en un alto nivel y alcanzó máximos diarios de 54 GWh, lo que acumuló un valor de 2.132 GWh, lo que representa para el país la máxima exportación anual de energía eléctrica desde el año 2001.

Varios factores influyeron en este resultado -que para sumar datos, equivale al 2% del total de GWh requeridos por la Argentina-. Según analiza la consultora que dirige el exministro de Energía y Minería de la gestión macrista, Juan José Aranguren, se explican principalmente por “la baja demanda local como consecuencia de la situación socioeconómica y de las medidas adoptadas por el gobierno nacional para enfrentar la pandemiaSARS-CoV-2, acompañada por un sistema eléctrico más robusto que el de años anteriores, en un contexto de baja hidraulicidad en Brasil y elevados precios marginales en su sistema eléctrico sur”.

No obstante, el estudio de la firma del expresidente de Shell agrega que la menor disponibilidad de gas natural “como consecuencia de la caída de la producción local, evidenciada desde el invierno del año 2019”, derivó en “una mayor importación de gas natural de Bolivia, por encima del monto de Tomar o Pagar (ToP) del contrato vigente”, y en “un mayor consumo de combustibles líquidos, más onerosos y contaminantes que el gas natural”.

Esos aspectos se enmarcan, a decir del análisis, en un contexto de baja demanda local de energía eléctrica y gas natural, y se evalúan como “otro indicio más de lo ajustado que se encuentra el sistema gasífero argentino en la actualidad y de la necesidad de que sea exitoso el recientemente lanzado programa Gas.Ar”.

Entre otras conclusiones que se contemplan en el informe se destaca que si bien la Argentina tiene una posición ventajosa en la región para ser un exportador neto de energía, “para consolidar ese rol es necesario que se establezcan reglas claras, con un amplio apoyo interno que impida que, ante la primera dificultad o impacto en los precios internos debido a las exportaciones, se opte nuevamente por interrumpir los intercambios”.

En ese sentido, señala que en el caso eléctrico, para que eso suceda “es fundamental recomponer el mercado mayorista eléctrico (MEM) bajo un marco de mercado competitivo”.

Durante el mes de octubre el costo medio del sistema fue de 53 US$/MWh, con un precio de exportación a Brasil de aproximadamente 74 US$/MWh. Con eso datos, la consultora indica que “la exportación de energía eléctrica se realiza a precios competitivos para el sistema en su conjunto”.

Sin embargo, añade que “la mayor demanda asociada a la exportación implicará un mayor costo de abastecimiento del MEM. Debido a la aún vigente intervención y asignación de costos en el MEM, dicho costo es íntegramente traslado a la demanda de Grandes Usuarios del MEM, no así a la demanda de distribuidores”.

En su Informe de Coyuntura Energética de 2019, Energy Consiliumafirma que en el cono sur de Latinoamérica existe una infraestructura de interconexión eléctrica (centrales hidroeléctricas binacionales, líneas de transmisión de energía eléctrica, interconectando de a pares a Argentina, Chile, Brasil y Uruguay) que ha sido subutilizada en los últimos años, particularmente la que vincula a la Argentina con los países vecinos. Esa infraestructura está disponible, señala la consultora, y “puede permitir un rápido crecimiento de los intercambios sin la necesidad de inversión inmediata para expandirla”.

Además de las centrales hidroeléctricas binacionales, de acuerdo con el Informe, la mayor interconexión eléctrica del país es la que une la estación transformadora Rincón Santa María en la provincia de Corrientes con el subsistema sur de Brasil (Garabí). En el marco de los acuerdos binacionales ‘Protocolo de Intención sobre Cooperación e Intercambios Energéticos’ de abril de 1996 y el ‘Memorando de Entendimiento sobre el Desarrollo de Intercambios Eléctricos y Futura Integración Eléctrica’ de agosto de 1997, más los contratos de venta de potencia firme con energía asociada entre privados -para los cuales fue necesario reglamentar un procedimiento particular (Res. Secretaría de Energía y Puertos 21/1997)-, en los años 2000 y 2002 se inauguraron dos interconexiones con una capacidad de transmisión total de 2.100 MW y sus estaciones conversoras de frecuencia.

“La mayor exportación de energía eléctrica ocurrió en el período 2000-2001, coincidente con la crisis brasilera de abastecimiento hidroeléctrico del año 2001, cuya principal causa fue la importante sequía que afrontó dicho país (un escenario similar influyó este año), la abundancia de gas natural local y la elevada oferta hidroeléctrica de la Argentina”, enumera el estudio.

En paralelo, la consultora identifica que “la crisis argentina de fines del 2001 marcó un quiebre en el proceso de integración regional, y las políticas energéticas implementadas en los años siguientes fueron restringiendo crecientemente los intercambios energéticos entre Argentina y sus vecinos”.

En rigor, el dato de la crisis como cambio abrupto de escenario muestra una interrupción de las exportaciones de gas natural, y reducción de las exportaciones de energía eléctrica sólo a intercambios de emergencia, lo que para el análisis de Energy Consilium, “impidió capturar todo el valor disponible en los largos períodos de alto precio de electricidad en Brasil durante los cuales los intercambios hubiesen sido muy atractivos para Argentina”.

En términos generales, la consultora concluye que “esas interrupciones fueron la consecuencia de un ciclo de desinversión generado por políticas internas de nuestro país” que llevaron a que se redujera la exportación en los años subsiguientes, “convirtiendo al país en un importador neto de energía eléctrica en los períodos 2012-2013 y 2017-2018, hecho que no ocurría desde el año 1997”, completa.

Fuente: lmneuquen.com